04 septiembre 2007

10. FALAXIA: LA ESPADA EN LA PIEDRA A LA MEXICANA*

Por segundo año consecutivo la ceremonia del Informe Presidencial pisa terreno incierto, la inestabilidad política en el país y la falta de acuerdos, lograron que el ejecutivo federal optara por declinar el protocolo y mudar el discurso a un terreno más exclusivo.

Desde el miércoles pasado las invitaciones fueron enviadas (vía correo electrónico) a los partidarios de Acción Nacional, para que “apoyen” este 2 de septiembre al presidente de la república, en un mensaje que se transmitirá por todo el país.

Dicen que quien nada debe, nada teme; será difícil para todos los mexicanos observar al mandatario emprender la retirada, impedido para utilizar la tribuna del congreso, sin cuestionar la legitimidad de la investidura presidencial.

Lo cierto es que el equipo de Felipe Calderón ha tenido pobres resultados para conciliar diferencias y peor aún: no hay intenciones manifiestas de resolverlas, pues el presidente en lugar de preocuparse por los reclamos que le impiden emitir su discurso en San Lázaro, decidió cambiar la sede para así sólo recibir fanfarrias y evitarse los reclamos que hasta la fecha lo acusan de usurpador.

Quizás los gobiernos panistas han olvidado que el respeto se gana y no se pinta sobre un lienzo. Pues por más espots televisivos que anuncien un México de oportunidades, el salario mínimo continúa siendo hasta 12 veces menos que países desarrollados como Francia (€41.8-MEX $628.97 diarios) y diez veces menos que en Estados Unidos (US $46.8-MEX $516.52 diarios).

La actitud de Felipe Calderón para evadir confrontaciones, recuerda el folclórico “¿y yo por qué?” de Vicente Fox, que sin más deslinda de toda responsabilidad política al presidente de la república: no sería la primera vez que ocurre esto durante la gestión panista.

Sin respeto no hay persona y menos presidente. No es gobernante quien acusa y no concilia, quien evita y no confronta. Felipe Calderón, cuestionado desde principio por su turbio ascenso al poder, así como por sus políticas anti-populares, no logra llenar la investidura presidencial, como tampoco lo hizo su predecesor en el “gobierno del cambio”. Y mientras las fuerzas políticas insisten en hacer de El Informe una película holliwoodense, el país muere de hambre por los siete años que aquella silla en Palacio Nacional ha estado vacía vacía.

*Esta es una editorial (por eso el lenguaje un poco más propio que el habitual) que escribí el jueves 30 agosto, previo a que se informara que el discurso de FeCal se daría en Palacio Nacional, cuando se creía que éste sería emitido desde el Auditorio.

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